sábado, 10 de abril de 2010

Familia Borgogno Arce - Gracias por su lucha!

Ya he esperado demasiado tiempo para hacer esa entrada en este blog. El caso de la Familia Borgogno Arce es único en el mundo. Una familia que sufrió los más distintos tipos de represión por el simples hecho de no poder vacunar a sus hijos. Para saber más sobre su história, invito a que visiten su sitio web: www.familiaborgogno.com 
Aqui dejo una carta en la cual les agradezco profundamente por haber facilitado el camino para mi familia en Uruguay.
Familia Borgogno Arce, ¡a ustedes todo mi respeto y admiración!

Hola Familia!
    Me llamo Verônica Loss, soy brasileña y vivo en Uruguay hace 4 años. Tengo 2 hijos brasileños, Torquato de 18 años y Anaïs de 14 años que desde su nacimiento nunca fueron vacunados. También tenemos 1 hijito uruguayo, Simón Ernesto, que hoy tiene 2 años y tampoco fue vacunado.
    Mi esposo Hugo y yo acabamos de enterarnos de la verdadera historia de ustedes a traves de su sitio web. Desde que llegamos al Uruguay y fuimos a vivir en Young, departamento de Río Negro, (Hugo es uruguayo y tiene la família allá) tuvimos algunos problemas para matricular nuestros hijos en la escuela. Al más grande, que fue a la UTU, le pidieron solamente la antitetanica. A la más chica que iba a 4º año de primaria le exigieron todo el carné de vacunas.
    En Brasil la cosa siempre fue más sencilla. Los médicos de salud pública, como acá, no pueden apoyar la no vacunación, aunque muchos estén de acuerdo con el derecho a la elección. El sistema de enseñanza pública acepta certificados de médicos privados que dicen apoyar la decisión de los padres de no vacunar. Y de esa manera nuestros hijos más grandes estudiaron en escuelas públicas en Brasil.
    En Young hubo presión por parte de salud pública y de la escuela. El hospital nos llamó una cantidad de veces para indagarnos por nuestra decisión. Llegaron a mandar gente de Fray Bentos para intentar convencernos. Pero la presión más grande fue por parte de enseñanza. Tuvimos que escribir cartas explicando por que no vacunamos a los hijos y firmar un termino de responsabilidad por algo de "malo" que pudiera pasar. Y lo último que exigieron fue: "Consigan un médico de salud pública que certifique por la no vacunación de su hija", la más chica, que estaba en primaria. Si no consiguíeramos este certificado los estudios de ella no tendrian validez.
    Es obvio que nigún médico en Young aceptó. Entonces colocamos nuestra cabeza para funcionar... Observamos que cuando llevamos nuestros hijos a control médico en el hospital son niños sanos que llevamos. Allá nos encontramos con niños mocosos, mal nutridos, febriles, muy enfermos. Niños en condiciones de salud que los nuestros nunca pasaron. Y fue con ese argumento que llevé Anaïs a la consulta con la pediatra. Le dije que me gustaría que ella certificara que veía una niña sana, sin problemas de salud y que sabia que no era vacunada. De esa manera ella no se comprometería con un apoyo por la no vacunación y nos ayudaría con nuestras cuestiones. Y ese certificado fue lo que resolvió nuestro problema.
    Pero lo más importante es que en toda esa lucha por hacer valer nuestra libertad de elección escuchamos hablar de una cierta família de Colonia que no vacunava a sus hijos, que tuvieron problemas muchos más grandes que los nuestros, que fueron a la justicia y consiguieron el derecho de no vacunar. Nos contavan histórias que hoy sabemos que son absurdas, que no vacunavan por cuestiones religiosas, que eran unos lunáticos que educaban sus hijos aislados del mundo, que no mandaban a la escuela... pero a nosotros lo que importava era que, independente del motivo, havian conquistado su derecho a elegir no someter a sus hijos a un procedimiento médico dudoso, para no decir dañino. Y fue el precedente de ustedes que nos facilitó el camino, que nos hizo las cosas más fáciles, a pesar de que no fueron tan fáciles. Pero en la ciudad no faltava gente (mucha gente!) que nos comparaba a los "locos de Colonia".
    Hoy vivimos en Rivera, frontera con Brasil, y tenemos a Simoncito, de 2 años. Cuando nació en Young, le quisieron dar las vacunas de recién nacido y no permitimos. Me hicieron firmar un termino de negativa y responsabilidad. Ahora, en Rivera, lo anotamos en la guardería y pidieron el carné de vacunas. Fuimos a la pediatra de salud publica y planteamos lo mismo que en Young, cuando llevamos a Anaïs. Ella todavía argumentó de las enfermedades que están por ahí, como la meningites y algunas otras. Le dijimos que preferimos asumir esa posibilidad de Simoncito contraer esas enfermedades y cuidarlo bien, que darle las vacunas. Y también, en esa misma consulta, surgió la história de la "familia de Colonia", y más una vez eso nos ayudó. La doctora, que se dice "fanática por vacunas", nos firmó un certificado de que Simón es un niño sano y ella sabia que no era vacunado. Eso fue suficiente para que él fuera aceptado en la guardería.
    Recién hoy nos enteramos de quien es la Familia Borgogno-Arce. Fue con emoción y con lágrimas que leímos toda su trayectoria en su sitio web. Porque ustedes tuvieron que pasar por todo ese sufrimiento, perjuicio, exilio, para que hoy tuvieramos la posibilidad de tener un hijo uruguayo con 2 años cumplidos sin tomar niguna vacuna. Y es por eso que solo tenemos que agradecer.
    Pensamos que la lucha continúa. Hay muchos niños y niñas, adolescentes, adultos y personas mayores que son chantajeados, presionados y obligados a vacunarse por distintos motivos. Sabemos que esas vacunas hacen parte de un gran negócio entre gobiernos y laboratorios, que la gran mayoría de las personas cree en el verso de que las vacunas son buenas. Que hay muertes a causa de vacunas, son tapadas o les atribuyen cualquier otro motivo. Debemos seguir luchando por la libertad de elección, por la libre discusión, por un cuestionamiento sobre la real necesidad de las vacunas. Y pensamos también que seria bueno que nos sumaramos en esa lucha, para unir fuerzas.



 Con mucho cariño y admiración!
    Hugo Peña y Verônica Loss

1 comentario:

  1. Veronica, infelizmente, não temos ainda o direito de escolher como queremos cuidar da saúde dos nossos filhos! Somos OBRIGADOS a fazer parte do sistema tradicional de saúde, que está há muito tempo em agonia, mas como a corporação médica é muito forte e unida, é difícil derrubá-la do poder. Mas, devagar e sempre, a "medicina alternativa" está retomando seu lugar, principalmente, pq as pessoas não encontram mais uma resposta satisfatória na alopatia e buscam outros caminhos.
    Quem não quer vacinar tem que assumir essa questão da maneira mais discreta possível e ficar longe de hospitais e postos de saúde, onde acabaremos sendo fisgados pela fiscalização ou "patrulha médica". Mas o caso dessa família foi realmente uma trágica luta pelos direitos e me sinto privilegiada por não vacinar minha filha e até agora não ter tido problemas por essa escolha.
    Vou divulgar essa história na comunidade do orkut que tenho sobre vacinas (O lado escuro das vacinas)e também num grupo do yahoo - é uma caso realmente impressionante!
    abraços

    ResponderEliminar