Vitaminas, minerales y “pseudo alimentos”
industrializados
Ya son muchos los alimentos industrializados con agregados
de vitaminas. Vera Falcao, allá en su blog, ya escribió
bastante sobre eso. Son muchas las cosas que nos preocupan en esa tendencia: la
sobrecarga de sintéticos, principalmente en los alimentos destinados al público
infantil, las mentiras prometidas en esas propagandas, como fuerza, energía,
vitalidad, viveza, poder de seducción… Eso merece inclusive un analices psicológico
al respecto de la mala influencia en la propaganda. Pero así es el marketing y,
como todo en la vida, precisamos perder la mirada ingenua y leer las entrelíneas.
Pero nuestra intención aquí es resaltar el creciente uso de
vitaminas y minerales sintéticos en la alimentación. El alimento, para ser
metabolizado correctamente por nuestro cuerpo, necesita contener todos sus
nutrientes. Por ejemplo: la caña de azúcar, además de sacarosa, contiene
fibras, hierro y calcio. La industria transforma a la caña en azúcar blanco
refinado. Y ese proceso le retira todas las fibras, hierro y calcio, quedando
apenas la sacarosa. Al ingerir azúcar, la digestión de esos elementos pide
calcio, hierro y fibras y, al no encontrar en el alimento ingerido, son
retirados de las reservas del organismo para que se complete el proceso
digestivo. Consecuencias: descalcificación, anemia, diabetes, estreñimiento, e
de ahí para delante. Eso sucede con todos los alimentos refinados como la
harina de trigo, el arroz, etc.
Percibiendo que en las últimas décadas la población en
general y, en especial, los niños, vienen padeciendo de las más distintas
enfermedades causadas por faltas nutricionales, la indústria decide incorporar
vitaminas, minerales y aminoácidos a sus productos refinados. Entonces nos
encontramos con harina de trigo enriquecida con hierro y acido fólico, azúcar
blanco con enriquecimiento de hierro, leches “fortificadas” con vitaminas A, D,
C, hierro, omega 3, alimentos infantiles… ¡La lista es enorme! Siempre me
pregunto: ¿para qué tanto trabajo? Refinar, industrializar, colocar vitaminas
sintéticas y todavía por en cima crear un fuertísimo esquema de propaganda para
que las personas se convenzan de que es necesario comer esas cosas. ¿No seria
mucho más simple comer los alimentos de la manera menos procesada posible,
donde están todos los nutrientes, sin sacar ni poner? Lo más grave es que esas
vitaminas y minerales agregados son todos sintéticos, adquiridos de laboratorios
farmacéuticos. Nuestro cuerpo tiene una programación hecha para trabajar con
los nutrientes que están naturalmente presentes en los alimentos. Cuando comenzamos
a ingerir vitaminas y minerales sintéticos esa programación se deshace y el
cuerpo queda “viciado” a sólo trabajar con nutrientes sintéticos.
Entonces, pensemos bien. Comer nescau bola, tody, leche niño
con hierro, harinas lácteas, neston, mucilon, cereales matinales nestlé… es lo
mismo que ir a la farmacia comprar vitaminas en frasquitos. Existen muchas
cosas más sabrosas y naturales para nuestra alimentación.
Verônica Loss
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